Fuente: El Rey Jesús Miami.
Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados. ¡Hazme recordar! Presentémonos a juicio; plantea el argumento de tu inocencia.
—Isaías 43:25–26
Dios mandó que invoquemos su nombre para causar los cambios necesarios en vidas y en comunidades. Este mandato nos da la confianza por la cual podemos orar con autoridad, en efecto, defendiendo causas judiciales ante el tribunal del cielo. Como miembros del verdadero parlamento del Planeta Tierra, somos representantes ante el Gran Juez, abogando en el cielo por el cambio en la tierra. Tenemos la legítima autoridad de hablarle a Dios en nombre de la tierra y a favor de la humanidad.
Decreto y declaro que los planes y propósitos de Dios prevalecerán en mi vida, mi comunidad y mi nación. Tu Reino vendrá y tu voluntad será hecha en la tierra así como en el cielo. La unción de Dios quiebra todo yugo. Coloca tu unción sobre mí y permite que se abra un camino en los cielos. Padre, asigna ángeles que me refuercen a medida que avanzo en nuevos niveles, dimensiones, esferas y territorios. Soy tu embajador en la tierra. Me comprometo a llevar tu luz como un agente de cambio en un mundo de oscuridad. En el nombre de Jesús, amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario