La Suficiencia de Dios

Fuente: Otoniel Font




Varias cosas llevan a una persona a tener pensamientos de incertidumbre hacia el futuro, entre estas, el miedo a quedarse solo. Hay quienes se cuestionan para qué esforzarse, si eventualmente la gente los va a abandonar y no van a seguir con ellos; esto, pensando en aquellos que, en un momento dado, los abandonaron, los dejaron.

A veces, no te das cuenta que la gente no sigue contigo, no porque no te amen, sino porque no se aman a ellos mismos. Hay gente que no sigue contigo porque no aguanta tu éxito, el plan que Dios tiene contigo; gente que no sigue contigo porque tú éxito, les pone presión porque, cuando tú progresas, ellos también se ven en la obligación de progresar, y hay gente que no quiere pasar el mismo sacrificio para alcanzar todo lo que Dios te ha dado.

Tienes que aprender a vencer esos pensamientos, ese miedo a la soledad. Habrá momentos que, cuando vayas a alcanzar los propósitos de Dios, no habrá nadie a tu lado para ayudarte. Jesús experimentó esto, cuando llevó a sus discípulos al monte a orar, y lo dejaron solo. Así que debes saber que a tu vida vendrá gente con la que no podrás contar ni para que oren por ti, ni para que oren contigo, pero eso no te puede quitar de tu misión de ir a la cruz y de hacer lo que tienes que hacer. Tu victoria no está en aquellos que te acompañan, está en entregarte en las manos de Dios y dejar que sea Él quien haga la obra en ti.

Pero, lamentablemente, en vez de entender que habrá momentos de soledad, la gente intenta retener en su futuro, gente de su pasado. Prefieren no tomar decisiones porque saben que ciertas personas se quedarían atrás o por no saber cómo ellos van a reaccionar. Los discípulos fueron, en una ocasión, a donde Cristo, y le dijeron: Maestro, la gente se va y nos dejan; y Jesús les dijo: ¿Se quieren ir ustedes también? Jesús no tenía problema en quedarse solo, él iba a cumplir lo que Dios tenía para mi vida. Jesús sabía que estaría solo por un momento, porque nadie querría pasar por el sacrificio que el pasó; pero, después, le buscarían. Y esto también va a pasar contigo.

Piérdele el miedo a quedarte solo, porque la soledad será por tan solo un momento. Mucha gente no va a querer pasar contigo tus momentos de dolor, pero deja que Dios te bendiga para que veas cómo van a llegar. Todos aquellos que en algún momento te dejaron, te abandonaron, regresarán, aunque sea para ver la obra que Dios ha hecho contigo.